CURRICULUM

Escribo un curriculum como si fuera el final de la vida. Un mundo de ilusiones y aspiraciones que la época escolar me dejó, cubierto con una realidad espesa de alegrías, penas y dolor.

Nací en la cuna humilde de los maestros que me rodearon y me enseñaron humildad... como un bien preciado de sencillez, ternura y amor. El canto más los trinos y poetas para alimentar el alma. El despertar de las mañanas para dar gracias a Dios.

Un nuevo día para comenzar: el espíritu indomable del ave fénix deseando volar. A ratos la grandeza y la pujanza del humano; y a ratos la grandeza y pujanza de la bestia que llevamos dentro. Entre saltos y asperezas la ilusión alfombrando mis pies.

El esfuerzo de los años sentado ante un libro, como una oración del día pidiendo fé para llegar hasta Dios. El ABC de mis primeros días, las constantes y teorías de la Universidad; los principios que marcaron esos días, las habilidades que brotaron del ingenio, las manos y el corazón.

Llegó el momento para el cual todos hemos nacido, y la simiente coronó un par de corazones, como un día de felicidad, paz y amor; a nadie le importa qué con ellos, como si fuera lo más vulnerable de la vida; no así siempre que tu alma rinda pleitesía en un curriculum para aliviar el hambre del bien material.

Las habilidades se fortalecieron y llenaron de confianza el despertar de los días, como un fuerte conacaste esparciendo su herencia y preciada semilla.

Hoy que el sol comienza a ocultarse, y que no todo salió como se quería. Tras varios años de esfuerzo y entregando el corazón. Un curriculum para de un vistazo juzgar tu vida... como una última opción de otros que quieren aliviar su hambre, como en este día la mía... del bien material.