Qué pensar de la gracia, hermanos,
De la picardía, la travesura y las bromas;
Cuando se creían exclusivas de los humanos,
Herramientas y lucidéz que nos asoma.
De los cinco dedos de nuestras manos,
La retina, el ano y cómo respiramos...
Cuando se nos dijo ser a Su semejanza:
Del mismo polvo, anhelos y esperanzas.
Definitivamente somos los hijos de Dios.
Bajo el mismo techo y aire que respiramos,
De la madre tierra besando sus manos:
Sobrevivientes del arca de dos en dos.
De cualquier forma su gracia disfrutamos.
Somos hermanos no se puede negar;
Con el mismo corazón sentimos y amamos:
El sol, la vida y la fé nos llevan a navegar.
Al leerte me he quedado pensando: ¿dónde tirará dios sus desperdicios? Núnca faltará alguien que justifique, leyendo biblias o imaginando, que por ser dios no es posible que tenga desperdicios... pero hemos sido hechos a su imágen y semejanza, y la carne sólo es carne, dirán ¿y el espíritu? ¿acaso no es igual? ja, ja, sólo falta que sus desperdicios ¡los tire al infierno!
ResponderEliminarCon nuestros pensamientos podemos viajar tan profundo como hasta donde podamos aguantar la respiración. Siempre implica riezgos, aunque querramos mantenernos a flote.
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